lunes, noviembre 5

Y luego, viene la mañana... y con ella todo lo demás


¿Lo volverías a hacer?

Nunca sabes con quién te puedes cruzar en la calle. Nos conocimos ayer. Traía jeans, polera blanca y un chaleco a mal traer. Pelo corto y desordenado. Zapatillas y anteojos. Recordé a Nirvana de inmediato y pensé: ¡que mal! no haberme topado más con esos amigos. Hasta ahora. Comencé a preparar mi salida al encuentro. Debo admitir que no fue nada de fácil levantarme del asiento en el que estaba, y caminar hacia él. Él parecía estar tranquilo, demasiado en relación a los demás transeúntes. Ese caminar sin apuro me convenció. Agitada como siempre, la ciudad caía en la oscuridad. Crucé la calle y entramos. Eran las 20.00.

Su torso quedo desnudo de inmediato junto al mío. La cama era perfecta, la luz era la correcta y la música era la adecuada. Nos besamos como suele suceder en toda primera vez después de dos copas de vino. Sus labios eran gruesos y rosados, perfectos para un griego del siglo XVI. Su piel contra la mía era pura energía Hawkiniana. Esa que se irradia cuando se produce el origen del algo. Eso me pasó con él. Desnudos sentí cada fibra de su cuerpo estremecerse y sus gemidos a ratos. Vi también su rostro de placidez, esos ojos desfallecer... Vi su rostro sonreír y luego su mirada atravesó la mía. Me sentí tan complacido al verlo en ese estado que accedí a satisfacerlo en todo lo que pudiera. Sentí el poder y la energía para hacerlo y me sumergí en sensaciones inexplicables. Acaricié sus pies perfectos, blancos, masculinos... Besé sus muslos, lo moví y seguí más arriba. El camino era excelente, impecable, inmejorable... Besé su espalda, tomé sus cabellos y besé su cuello... Olía insuperablemente bien... Lo amé y me sentí tremendamente conforme con lo que recibí de vuelta. Vivir ese momento fue sentir la energía de las noches constructivas, de existir y de compartir con alguien más una pasión única. Por que en lo que lleva este siglo, de lo único que estamos seguros es que no existe otra vida más que esta. La reencarnación, las regresiones, Dios e incluso los fantasmas ya son sólo mitos olvidados. Recuerdos de una época primogénita oscura del ser humano.

Ahora, si aún crees que es necesaria tú pregunta, es por que no me escuchaste bien. El ruido de la calle es tremendo, sobretodo a esta hora.  

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