Hacia las 6 de la madrugada desperté con un dolor en el cuello insoportable. La lámpara aún seguía encendida y la atmósfera estaba cargada de un olor pesado... los cigarros tirados en el piso y una botella de vino vacía yacía sobre unos papeles desordenados y un puñado de lápices gastados y sucios. Las enormes y azules cortinas estaban cerradas y el reflejo sobre mi cabeza reflejado en el espejo de cuerpo entero frente a mí pasaba una leve luz azul. Me puse de rodillas y prendí un cigarro. Miré hacia el escritorio donde se encontraban aquellos papeles y decidí alcanzarlos. No pude. La botella dejó caer sus últimas gotas de vino tinto sobre algunas hojas. Tiré mi cabeza hacia atrás apoyándola sobre mi cama y cerré nuevamente los ojos. Esas hojas... esas hojas... eran las únicas palabras que salían de mi mente. Esas hojas... el vino, las hojas blancas, pálidas... dormir, tal vez soñar... ¡las hojas! Mi cuerpo recibió una especie de golpe eléctrico y con la energía que le quedaba a mi cuerpo logré salvar aquellas hojas de la mancha imborrable de ese licor rojo. Caí nuevamente...
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El cigarro que tenía en mi mano se había consumido entero. Sólo alcance a ingerir una sola bocanada de humo antes que el filtro comenzara a churrascarse en mis dedos. La habitación seguía oliendo a tabaco y vino. Habían sido horas intensas, cargadas de emociones que un corazón humano casi puede aguantar. Mi ayuda era innecesaria, pues las emociones no tienen restricciones, las almas no se clasifican en masculinas y femeninas, sino en una sola esencia. Esa es la que había buscado en aquella habitación. Los gritos fueron por causa del alejamiento para con los demás, para con la sociedad, para con los hombres y mis amantes...
Aún extraño aquella protección que sentí alguna vez de ti... Hoy sin embargo, sé que existe otra para encontrar, otra que sepa sentir al alma cuando mira a los ojos, o abraza con fuerza y delicadeza tu cuerpo... Aún aquí, te espero.
Mi amigo Hamlet,
ResponderEliminarsi supieras como me has marcado con tu texto, ese sentimiento de solicitud de ayuda,
ese dolor insoportable, pero lo más importante es que experimentarás que la fuerza
esta dentro nuestro, y al escribir "ayúdame" tu esencia ( tu alma ) salió como valiente
guerrero en tu defensa,
escribes de maravilla,
Maribel.
Gracias Maribel... debo confesar que he sentido miedo a veces al escribir.. y dejar que mis temores o mis más íntimas reflexiones salgan a la luz... quizás deba sólo dejar que mi mano lo haga y ya.
ResponderEliminarCuando necesitas ayuda a gritos te encuentras sospechosamente sólo, cuando quieres escribir no encuentras las hojasm o lo que es peor, las palabras, cuando necesitas levantarte, el cuerpo yace inerte y no te responde... ante esta situación sólo puede echar mano uno del vino y de los fantasmas. Un saludo.
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